El boom de las pastillas que te ponen guapa desde el interior o suplen las carencias del estilo de vida actual, es una tendencia que arrasa. El año pasado la venta de complementos alimenticios alcanzó casi los 85 millones de euros en las farmacias de España.
Pero… ¿Son seguros? ¿Y realmente eficaces? Hemos consultado con expertos para que nos resuelvan todas las dudas que te planteas antes de optar por la cosmética que se traga.
Hace unos años podría ser el argumento de una película de ciencia ficción pero hoy es una realidad. Ahora te puedes poner guapa o estar más sana a golpe de pastilla, bebible o polvos. Y es que ya existe un nutricomético o complemento alimenticio para suplir todas las necesidades que puedas tener. En Estados Unidos la mitad de la población toma alguno y en España esta tendencia está experimentando, progresivamente, un importante incremento.
“El sector de los nutricionistas está creciendo e incorporándose, poco a poco, a la rutina de belleza de los hombres y mujeres”
reconoce la doctora Victoria Bonne de Galderma, para la revista Telva.
La penetración de este sector entre las féminas españolas es del 30%, según datos facilitados por este laboratorio.
Creo que un tanto por cierto elevado de este porcentaje se debe a mis amigas, explica. En una cena reciente, sale el tema en cuestión. Una de ellas sacó de sus bolso una cajita pequeña y, moviéndola en la mano, nos dijo: “Isabel Presley yo tenemos algo en común”. Tras semejante bomba el interrogatorio no se hizo esperar. ¿te has echado un novio Nobel? ¿Ya entras en la talla 38? ¿Vas a lanzar tu propia línea cosmética?…
“No…” Respondió. “Lo que quiero decir es que, igual que ella, yo también tengo un pastillero para las comidas y otro para las cenas. Bueno, contestó otra, quitándole importancia, “si eso por eso, yo también”. Llegado este punto, la tercera comensal dijo, “chicas es el momento de poner los pastilleros sobre la mesa”. Dicho y hecho. Sobre el mantel sacamos, cada una, nuestro arsenal vitamínico. “La pastilla gelatinosa son los omegas, la rosa es la del calcio”, explicaba una. “Yo igual, pero además también tomo ésta de color naranja, que es el complejo vitamínico B, que es la del magnesio”. “¿Y no tomáis colágeno?, preguntó otra. La respuesta fue unánime, “claro que si”. “Lo que yo tampoco me olvido es de beber todos los días mi chupito de silicio y la pastilla marrón para fortalecer las uñas y el pelo”. Añadía otra. En fín, descubrimos que todas estábamos entregadas a la moda de ponernos guapas y sanas desde el interior, a golpe de pastillas, polvos o blísteres.
¿Pero en qué consisten todos los complejos alimenticios? La definición a nivel europeo de nutricosméticos es: “Productos alimenticios cuyo fin es complementar la dieta normal, fuentes concentradas de nutrientes comercializados en forma de cápsulas, píldoras, polvos… que deben tomarse en pequeñas cantidades”.
Manuel López Nuevo, farmacéutico y director de comunicación de Pierre Fabre, aclara: “Un nutricosmético no es un medicamento; el primero está enfocado a la belleza y el segundo a una patología”.
Y para evitar que cualquier píldora, polvo o jarabe que se venda online o en herbolarios, pretenda amparase bajo la denominación de complejo alimenticio sin serlo, la normativa europea (Directiva 2002/46/CE) lo deja muy claro. Éstas son las claves de obligado cumplimiento: seguridad (que sea estable y la dosis justa), biodisponibilidad (apto para ser transportado a la dermis), inocuidad (sin riesgo de alergia), tecnología, sinergia (unión de ingredientes competentes) y eficacia (Test in vitro).
Aun así, esto no significa que tengamos que tomarnos a nuestro antojo “El uso generalizado de nutricosméticos en la población sana, no sólo no está demostrado que sea efectivo, sino que tampoco está demostrado que no sea perjudicial. De hecho algunos suplementos pueden acumulativo indeseable en el organismo.
Inmaculada Canterla, farmacéutica especializada en Dietética y Nutrición, advierte que “la administración indiscriminada de vitaminas C no es inocua. Aunque sea hidrosoluble, en dosis excesivas puede afectar al riñón. También las vitaminas liposolubles como la A pueden producir una toxicidad si no se controla su aporte en los suplementos nutricionales”. Y estas no son las únicas. “Es posible que el Zinc y el Hierro también dan problemas en dosis elevadas”, reconoce esta experta.
Para evitar estos casos, Manuel López Nuevo destaca la importancia de “no tomarlos indiscriminadamente, sino simplemente consultar con expertos sanitarios como dermatólogos, médicos o farmacéuticos para controlar las dosis adecuadas a nuestras necesidades y cumplir las pautas del tratamiento”. La gran mayoría de estos productos, no tienen efectos secundarios, pero siempre hay que consultar con expertos.